Antes de que existieran las copas de cristal, los taínos levantaban el recipiente hacia el cielo. No para brindar, sino para agradecer. Sus vasijas ceremoniales, marcadas con símbolos espirituales, no solo contenían líquidos: guardaban el alma de su cultura.
Hoy, ese legado renace en Cemí Ron Dominicano. Nuestra botella, inspirada en los cemíes sagrados taínos, no es solo un envase: es un homenaje al arte ancestral. Cada curva evoca las manos que moldearon el barro con devoción, y cada trago conecta pasado y presente.
Servir Cemí Ron Dominicano es parte de un nuevo ritual;
No solo es ron: es historia, es herencia, es identidad. El arte taíno no se ha perdido. Se ha transformado en un homenaje líquido que se comparte, se brinda y se honra en cada copa.
Cuando tomas Cemí Ron Dominicano, estás bebiendo una parte viva de nuestra historia dominicana.